La neuróloga Margareta Griesz-Brisson realiza una llamada de atención a los médicos de Alemania para que recapaciten sobre el papel que están jugando como colaboradores de las acciones represivas y genocidas de su gobierno, como los confinamientos, el distanciamiento social, la vacunación y, en particular, la imposición de mascarillas.
Ella, como neuróloga, da testimonio del daño irreversible que provoca en las células nerviosas el déficit continuo de oxígeno provocado por la imposición, durante horas y horas, de ese bozal tan inútil como dañino.
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